17 may 2013

Recrisis:


Correu electrònicImprimeixPDF
crisis-economica
RecrisisCrisis provocada por aplicar medidas de austeridad para combatir otra crisis anterior.
Vicente Soria Díaz. ATTAC-PV
Hace unos días, el economista crítico Eduardo Garzón Espinosa, miembro del comité científico de ATTAC, ofreció un post en Facebook que decía: Ya hay que empezar a distinguir los costes de la crisis de los costes provocados por la respuesta a la crisis (recortes y "reformas").
Esta sugerente afirmación puede dar pie a una profunda reflexión entorno a la necesidad de elevar a un rango mayor la crítica a la austeridad. El vehículo para conseguirlo podría ser una nueva palabra, que permita recolocar, en el mapa conceptual del entendimiento de crisis, algunos de sus elementos que han quedado anclados en su sentido y que por ello no permitirían progresar en una identificación clara de los mismos.
Dicha palabra, forma escrita de la nueva reconceptualización, podría ser “recrisis”. El prefijo “re” quizá no sea el más preciso, pero dado su uso generalizado aportaría un significado comprensible de lo que se quiere implicar.
Desde el comienzo de la crisis en España entre los años 2007-2008 y hasta día de hoy (mayo del 2013), ha habido fundamentalmente dos grandes tesis en torno a sus orígenes o causas. Por un lado, el discurso neoliberal apuntaba a la excesiva deuda, al manido “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, etc… A día de hoy aún mantienen en la esencia de su identificación de las causas de la crisis, la deuda pública excesiva, o la “herencia recibida” por unas políticas supuestamente diferentes a las del actual PP.

En el otro lado, tenemos a quienes apuntaban a causas probablemente más certeras del inicio de la crisis, como la caída de la demanda o la restricción del crédito. En este lado, a medida que fueron avanzando los meses, se empezó también a apuntar hacia el hecho de que la austeridad agudizaría las consecuencias negativas derivadas de la crisis primaria, es decir, aquellas consecuencias que empezaron a darse como consecuencia directa de la crisis, antes de empezar a aplicar las políticas de austeridad.


Así, fue con Zapatero en mayo del 2010 que se empezaron a fraguar las evidencias del error de estas medidas. A día de hoy, hasta el propio FMI ha reconocido en varias ocasiones que podría ser que la austeridad no era lo más indicado en un periodo de recesión. Esto se hizo patente cuando en otoño del 2012 reconocieron la desviación que podría haber al aplicar su multiplicador fiscal (variando de 0.9 a 1.7 del PIB).
En este sentido, el episodio más reciente que refuerza la crítica a las políticas de austeridad, ha sido el protagonizado por los investigadores de Harvard Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, cuyo trabajo quedó en entredicho el pasado abril cuando el estudiante de doctorado en economía, Thomas Herndon, publicó junto a Michael Ash y Robert Pollin un documento titulado “Does High Public Debt Consistently Stifle Economic Growth? A Critique of Reinhart and Rogoff”, donde se evidenciaban errores (incluyendo el uso de una tabla Excel erróneamente elaborada) y manipulación consciente, para obtener unos resultados concretos que justificaran la aplicación de dichas medidas de austeridad, sobre todo allí donde la deuda pública superaba el 90% del PIB.
La crítica a las consecuencias de la austeridad viene siendo cada vez más marcada. Cabría preguntarse pues si no sería útil o deseable empezar a distinguir entre las consecuencias originales de la crisis inicial, de aquellas derivadas de dichas políticas depresivas.
Algunos elementos se solapan, otros no (o puede que no directamente) o son una continuidad de los mismos.
Es esta continuidad la que sería un obstáculo para identificar el punto en el tiempo en el que, con la supuesta aplicación de un modelo alternativo para atajar la crisis, las consecuencias negativas de la crisis inicial habrían cesado o desaparecido.
Podría ser que el sistema se está aprovechando de esta falta de concreción a la hora de identificar una barrera o un límite. Puede que esto esté siendo explotado por la estrategia mediática y discursiva neoliberal. Ello puede que se haga patente cuando todavía hoy, como hemos comentado, hacen referencia a la “herencia recibida”, o que ellos harán políticas distintas de las que “nos han traído hasta aquí”.
Por todo esto quizá convendría empezar a utilizar este concepto de “recrisis” 
Con ello se habilitaría, entre otras cosas, el uso de un nuevo marco conceptual para apuntar a otro origen, distinto de la crisis inicial, para los efectos negativos que son cada vez más evidentes.
Ello serviría también para aniquilar algunos de los mantras que aún sostiene la población en general, tales como el clásico “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, “que sobran funcionarios”, que “las autonomías y ayuntamientos se han endeudado excesivamente”, que “hemos disfrutado de un estado de bienestar sobredimensionado” etc…ya que se estaría señalando directamente, como responsables, a la Troika y al gobierno vasallo del PP como los sujetos ejecutores de tal austeridad.
Al mismo tiempo, la utilización de este concepto inhibe la posibilidad de utilizar de nuevo la austeridad como solución a las consecuencias negativas de la recrisis, ya que es el origen de estas.
Cabría incluso considerar una eventual escisión con el mismo concepto de “crisis” o proponer un menor uso del mismo, ya que las consecuencias directas y originales de ésta han sido “renovadas” o “alimentadas” por la “recrisis” de austeridad. De hecho podríamos estar hablando, por ejemplo, de nuevos elementos tales como parados, dependientes, enfermos y demás, víctimas, no de la crisis, sino de la “recrisis” , y esto sería extensible a otros elementos (consecuencias negativas) que no se hubieran reproducido o no hubieran ni siquiera aparecido, si estas medidas de austeridad no se hubieran implementado.
La identificación de las variables que interrumpirían uno y otro proceso no sería del todo necesaria para justificar la utilidad del uso de este nuevo concepto.
Así, por ejemplo, el dicho de “hay culpables, hay alternativas” se aplicaría, pues, de forma distinta, ya que los culpables de la “recrisis” (es decir, la actual, la nueva crisis, derivada de la anterior y original) sería la Troika, y sus ejecutores el PP. En este sentido el origen de las consecuencias que padece la ciudadanía ya no sería el sistema financiero desbocado, por ejemplo, concepto que por otra parte dificulta (como ha ocurrido) la identificación por parte de la inmensa mayoría del “sujeto visible”.
El nivel de gravedad que está provocando la austeridad casi fuerza al uso de este concepto, o la búsqueda de uno similar.
No deberíamos permitir que la aplicación de la doctrina neoliberal avanzara más rápidamente que la adaptación de un discurso que se enfrente eficazmente a ella.
La lucha desde el propio lenguaje con la aplicación de nuevos marcos conceptuales, puede llegar a ser una poderosa herramienta contra los grandes medios de comunicación neoliberales, cuya omnipresencia se hace patente en muchas de las conversaciones de la calle, convirtiendo a sus mismos interlocutores en víctimas inconscientes del propio discurso que utilizan.
Elaboremos pues un discurso, con nuevos conceptos, que nos ayude a categorizar y a identificar eficazmente los elementos y dinámicas que operan en esta gran estafa.
Vicente Soria es responsable de EducATTAC-PV